No cabe duda alguna de que la identificación y evaluación de riesgos (con sus mapas de riesgos) actualmente supone uno de los pilares ineludibles de la gestión de cualquier empresa(con sus mapas de riesgos). En un contexto cada vez más globalizado y expuesto a constantes cambios que pueden afectar a las empresas de un modo u otro, lograr anticiparse a situaciones que puedan suponer un impacto negativo dota a las mismas de una ventaja competitiva que redundará en la consecución de sus objetivos.
En este sentido, las organizaciones han de ser capaces de implementar procedimientos que les habiliten para la identificación de las potenciales amenazas que puedan impactar negativamente en sus procesos, servicios o actividades, así como proceder al análisis de las medidas de control que ya se encuentren implementados y que sirvan para mitigar la probabilidad y el impacto en caso de materialización de dichas amenazas. Además, deberán ser capaces de adoptar medidas adicionales para reducir aquellos riesgos que superen el nivel de riesgo aceptable por la empresa.